Ezequiel Hugo Gonzalez

Joven poeta

Le impusiste tu lápiz a un papel.
Un día como cualquier otro.
Tan lleno de rabia y frustración.
Y empezaste así a crear echos.
Amaste y mataste a tanta gente.
Con cada oración que escribiste.
Y te convertiste en un asesino creador de vida.
Literario, invisible, con ideas.
En un joven poeta que nunca paró.
Incluso cuando quisiste parar.
Con aquel perfume a muerte y simple adicción.


Y escribiste nomas.
Y caminaste y deliraste.
Y seguiste escribiendo.
Y te diste cuenta que así empezaba tu vida.
Acobijada de momentos y experiencias.
Y de tonterías interesantes.
Que te convirtieron en poesía.