Consuelo Soto

Sin agravio hundiste en el pecho

Sin agravio hundiste feliz en mi pecho

Agujas finas enterradas una a una.

Del dolor no sentía y qué tormento,

No sentir y sentir mucho, dentro aquí dentro.

 

Sin titubear rasgaste la tela de la vida

Descosiendo cada delicada hebra.

Y siendo delicadas las tiraste,

Cual si fueran la basura que queda.

 

Enterraste el alma donde habita el rencor

Descosiste las hebras y cosiste el temor,

Escuchaste susurros y los hiciste voz,

Llegaste como amigo y te retiras como traidor.