la flaca

De vuelta a las rocas!!

 

El ser humano en lo absurdo de su existencia se exige a sí mismo un sentido, la vida sólo se advierte cuando nos percatamos de nuestra búsqueda incansable de algún destino, antes de esto no hemos vivido, el ser humano entonces busca abrigo dentro de la comuna, la sociedad ha de proveerle algún oficio por el que la vida tenga sentido, y comienza así a esconderse de sí mismo.

 

Estar fuera de algún rol le genera el más súbito escalofrío, le da pánico ser el único sin destino, sin motivos. Por eso es que vemos la tierra llena de Sísifos, cargando sus piedras y dejándolas caer una y otra vez al abismo, bajan por ellas consientes de su suerte, subirlas mil veces sin ningún fin, miles de héroes estúpidos que día a día vuelven a sus piedras.

 

Si, así suele a veces ser esta vida, la misma roca, la misma montaña, el mismo oficio, ¡el oficio de ser gente!, de estar acá sin saber a ciencia cierta nuestro origen, sin saber nunca si hay fin después de todo, pero en esa montaña donde cada uno diligente se echa su roca y con fuerza la carga hasta la cima sólo para dejarla ir y verla como se pierde en el fondo, bajar y subir, ser el absurdo de uno mismo, en esa montaña, en esa roca, en esa ridícula tragedia el ser humano se entrega, se entrega a pesar de saber que no habrá premio de algún dios, se entrega porque aun sabiendo lo irrisible que se torna su historia ¡él es dios!, porque se rehúsa a quedarse en el fondo cual si fuera su misma roca, porque su corazón tal vez es en parte una piedra.

 

Sísifos que los dioses envidian y no tenemos todavía ninguna verdad, sólo la vida haciéndonos verdaderos con todo lo incierto que eso resulte, con todas las piedras que haya que cargar.