Felipe Espejo

Oscuro/Obscuro

No puedo creer que hayamos estado discutiendo más de 2 horas si se decía oscuro u obscuro, quizá fue el vino que se nos subió a la cabeza, o quizá que solo queríamos conversar sin parar. Ninguno mostraba argumentos sólidos, nada más alargábamos nuestra contienda mientras no despegábamos los ojos uno del otro. Tus labios al hablar parecían olas del mar que no paraban de golpear la arena de mi cara, era una sensualidad tan plausible como el aire tibio que nos rodeaba. La luz naranja de la ampolleta que colgaba sobre nosotros hacía relucir tus pestañas que parpadeaban como alas de colibrí, y tus ojos, maravillosos portales que me dejaban estupefacto. Lo que más me sorprende de todo, es que después de tan fuerte contienda, terminamos otra vez en la cama, amándonos tan salvajemente como cuando recién nos conocimos…