Josué Ortega

LA AMADA QUE YO ESPERO

 

Soy esclavo de lo que sembré en un tiempo

Y lo digo con aflicción de espíritu,

Tengo amargura y soledad como mi pasatiempo,

Y esperanza muy poca de encontrar tu ímpetu.

 

No tengo riquezas para darte sustento

Y mi fuerza se forja en la que no es mía,

El Señor de la Gloria me hace avanzar lento,

Para moldear en mi vida toda su poesía.

 

Te miro a los ojos y mis manos tiemblan,

Mi corazón desfallece y se pone contento,

Te amo en silencio, y en mi mente se siembra, 

Que tu beso perfecto me quitara el aliento.

 

 Que quitara tu abrazo las nostalgias antiguas,

Que matara amarguras tu caricia sincera,

Que olvidara mi mente esperanzas ambiguas,

Y que fuéramos uno, de eterna primavera.

 

Que fuéramos al monte, llamado De los Olivos

Y que estuviéramos siempre delante de Su presencia.

Que libráramos juntos a los que están cautivos,

Y levantemos caídos hablando de su esencia:

Que el Reino de los Cielos se ha acercado,

Y Que cualquiera puede encontrar su clemencia,

Que perdona al arrepentido, de todos sus pecados,

Y que cambia corazones hacia una nueva conciencia.

 

Que el Espíritu Santo es quien les santifica,

Y que cambia por completo, en personas nuevas.

Decirles: Que el Señor de Señores es quien se glorifica,

Libertad y nueva vida, para que tú te muevas.

 

Que seamos unidos, reparador de portillos,

Y levantemos juntos asolamientos primeros,

Que elijamos luego los mejores anillos,

Y siempre unidos nos forje, nuestro fiel alfarero.

                                               Josué Ortega