César Enrique Villatoro Liévano

Déjenme ser

Déjenme ser el desierto,
para sentir las caricias del viento,
cuando erosiona mi arena.

Apartenme de la soledad,
que alberga una ladera.

No me aten al nudo ciego
de sus labios.

Para qué invocan mi amor,
si van a dejarme en ruinas.
Si fuera el destino
me tendría lástima,
me mandaría a volar lejos.

Déjenme ser la soledad,
es mi naturaleza,
el hábitat al que pertenezco.