BEATRIZ SUSANA OJEDA

¿Qué celebramos?

 

¿Qué celebramos?

 

Estamos preparando los festejos.

Las almas se renuevan

atrapan los luceros

visitan a la risa

condecoran la hora del comienzo.

 

Un año que se inicia sin portavoz de paz

ni heraldo del progreso.

Todo es confuso.

El mundo viaja solo   sin chofer.

El tren que nos cautiva se viste de entrevero.

Engaños disimulos y caretas

se ponen los audaces usureros.

El capitán del barco

construye rascacielos imponentes

pregona su maldito abecedario

de guerras convenientes a su obra.

No son las alegrías un regalo

el hombre se repite en muchos lares.

Un niño muere solo desnutrido

desnudo y sin piedad de otros humanos.

 

¿Qué se celebra?

 

Que matan más mujeres cada día

que ignoran los derechos a la vida

que el pobre come estiércol

que el rico se divierte en sus salones

con sabor a champagne y a caviar blanco.

 

La injusticia va trepada en su caballo

recorriendo los pueblos impedidos

sin libros  sin amor  ni  agua bendita.

El mal tiene corona de Rey Mago

se asienta en el umbral de los aciagos

y rompe los pedazos de esperanza

de aquellos que trabajan a destajo.

 

¡Cuánta tristeza inundando la calle del calvario!

Cuánto sabor a villano enriquecido

con el trabajo de los niños excluidos.

Sabor a hiel

a despojo

a odio desatado

a miel hervida en ritual cáustico.

 

No me convoquen.

Yo estoy cuidando mi  sembrado.

No vengan con discursos y promesas.

El rico será rico aunque nos duela

y el pobre será siempre un oprimido.

No creo yo en la patria ni en el hombre.

Allí donde se cruza una moneda

se duermen los laureles de la honra.

El dogma   la mentira   el yo soy bueno

lo dejan para el tiempo de elecciones

y luego que ganaron

se ocupan de viajar con los dineros

del pobre que está muerto de cansancio

y no le alcanza el pan para su hambre.

 

¿Qué se celebra?

 

Es tiempo de avivar los pensamientos

de ver la cara sucia del falsario

de levantar barreras por derechos

que atestan los cajones del Legado.

 

Seamos solidarios con el otro

amemos a los niños enfangados

toquemos la cabeza con mil piojos

que esa mano amor los gratifica.

 

El hombre siempre ha sido  un avariento

se han visto por milenios sus hazañas.

Los pueblos destruidos

los cuerpos inocentes esparcidos

sembrados en la tierra por el ego

por el tengo

por el vicio y las drogas que se esconden

en los despachos de los hombres

que juraron respetar y amar su patria.

 

El círculo de oro está girando

no hay forma de parar su gozo  atesorado.

El imperial enajenado se redobla

con su locura agria

su omnipotente acento

su versión más cercana al inframundo.

 

¿Qué se celebra?

 

¿Qué hacemos para abrir una ventana

donde el amor

sea primero en este espacio? 

 

 

 

Beatriz Ojeda

Derechos Reservados