Esteban Mario Couceyro

Un suspiro en navidad

En el suspiro
la brisa del alma
se escapa
mientras el cuerpo
rescata la tormenta
en los rojos
del sol agónico...

 

No hoy no corresponde un poema, hoy debo saludarlos...

 

Falta un día para la noche buena y unos días más para que el año trasmute su longevidad en un incipiente renacer.

Es momento de los deseos y augurios clásicos, dados sin recato ante los que innegablemente sufren, más allá de estas fechas. Por eso antepongo en ellos mis deseos de buenaventura y acompañamiento.

 

Para el resto, que me honran con su amistad, les dedico estas palabras, que digo desde el alma.

 

Hace ya unos años, que frecuento esta página, aportando mis escritos nacidos desde la libertad de no tener que demostrar nada, más allá de mi espontánea necesidad de escribir.

 

Aquí he encontrado muchos amigos, algunos formales, otros pasionales, también los hay con una notable afinidad de alma. A todos debo agradecerles el amor fraterno que reflejan en su trato, máxime habiendo notable diferencia etaria con algunos (ya soy un venerable anciano).

 

Debo pedirles disculpas, pues no puedo leer todo lo expuesto, ya que me complica el hacerlo dada las complicaciones de mi salud.

Intento, auxiliado por mis personajes, permanecer activo en esta aventura del vivir.

Ellos llevan mis pasos, por esos lugares irreales pero que pueden ser los tuyos y esa es la maravilla que día a día hace que cierre los ojos, viendo en raras historias, mi propia imagen, o la de alguno de ustedes, prisionero voluntario de la trama.

Es cuando me acerco en ese camino eclipsado en tantos otros…, e intento vanamente corporizarlos…, ciertamente, no se puede...

 

Por esto y tantas cosa más, es que les deseo en estas fiestas, un reencuentro con el amor familiar, que todo lo que deseen sea posible de obtener y por sobre todo, que al mirar a quienes aman, sientan la satisfacción inmensa de ser correspondido.

 

El mejor abrazo para todos.

Esteban