kavanarudén

Pensamiento errante

 

Navego entre sombras de versos.
Me elevo a lo más alto de mis sensaciones.
Se mezclan los anhelos y sentidos dentro de mi corazón amante.

Quisiera extender las alas y volar al infinito. Allá donde nacen los sentimientos, sean cual fueren estos.
Dejarme llevar por el mar profundo que siento, por sus corrientes misteriosas y no temer. Sí no temer, solo dejarme llevar, dejarme arrastrar por sus corrientes.
Que me envuelva una dulce melodía, esa eterna melodía llamada vida. Esa que no se escucha, que es imperceptible y solo la sensibilidad siente, contempla, admira.
Te escucho en lo más recóndito de mi ser, más no sé ubicarte exactamente.
¿Estás en mi mente? ¿Estás en mis entrañas? mas qué importa dónde te encuentres sino lo que dejas. Dejas esa dulce sensación de un beso, esa pasión entrañable. Ese tacto al contacto con el cuerpo desnudo que se entrega por completo, abandonándose a tus manos, a tus ojos, a tu boca, a tu aliento. Esa piel que se eriza al sentir al simple contacto de tus besos. Ese contemplarte en silencio cuando reposas abrazado a mi cuerpo, tan frágil, tan inocente, mientras te susurro al oído un dulce canto. Eres el dulce canal donde vuelco toda la pasión que siento. Aquello que soy capaz de dar sin reservas, sin límite alguno.

Deseo dormirme en tu piel, ser arrullado por tu respiro. Bendecido por tus lágrimas; acariciado con tu voz. Protegido por tu aliento, cobijado por tu desnudes.
Si algún día descubres que ya no me amas o quieres alejarte de mí, no te molestes en decirlo. Tu mirar, tus ojos que adoro, me lo dirán. Yo recogeré lo poco que tengo y me iré por la ruta del olvido, mas jamás te olvidaré ya que vives dentro. Amar también es saber dejarte ir. Viviré con el dulce recuerdo de que te amé y que jamás nadie te amará como lo hice yo.