argantonio

Míticos viajes

Contemplando la inmensidad del mar,

piensa uno cuan efímera es la vida,

que pronto pasa y que rápido se olvida,

al gozo de vivir sobrevive solo el pesar.

 

Hasta que el hombre no dió la vuelta al mundo,

no nos dimos cuenta de que la tierra era redonda,

de que no es el sol, sino la tierra la que ronda,

alrededor del astro rey, afirmó Galileo con un sí rotundo.

 

Desde que Ulises saliera en busca de aventuras,

y fuera hechizado por el canto de las sirenas,

cruzar los mares fue culminar un sueño.

 

Encontrarse en un mundo de fantásticas criaturas,

días de radiante sol y de lunas llenas,

fue el consuelo del navegante perdido de si mismo y dueño.