GuillermoO

Cuento-poema

Mi madre comía tierra.

Metía en su boca oscuros terrones, y los deglutía.

Lo he dicho.

 

Luego de masticar  nos daba en la boca, disuelta en su saliva,

 

a mi hermanita y a mi,

una pasta imposible que tan pronto tragábamos como vomitábamos.

 

Nos dejaba en una cama sin sábanas y se iba.

Nos levantábamos;

íbamos hacia donde estaban nuestros vómitos

y jugábamos con ellos.

 

Hacíamos círculos con una pajita en el charquito.

 

(Nuestro juguete,

nuestro pobre juguete)

 

Vendía su cuerpo en la calle,

ella, nuestra madre.

Pero estaba enferma y sucia.

No volvía a casa esa noche,

aunque en su paseo no encontrara a nadie.

 

Mi hermanita y yo

tampoco encontramos a nadie.

 

Guillermo

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