Me contaban de niño del Edén terrenal,
de la linda pareja que habitaba sus prados,
de culebras que hablaban, \" que incitaban al mal,
y que fueron culpables de \"terribles pecados\".
Escuchaba asombrado las historias divinas
de mujeres \"preñadas por espíritus santos\",
de profetas tragados por las bestias marinas,
y que \"Dios Infinito\" los salvó con sus mantos.
Y que \"Dios\", me decían; nos había creado,
que del polvo nos hizo, que inventó las estrellas,
que su \"celo divino\" nos mantiene abrigado,
y que tiene poderes de potentes centellas!
Me contaron del hombre que ofreciera su vida
para salvar al mundo de pena y gran dolor,
que volvió de la muerte, que es la luz encendida,
y lo esperan confiados con enorme fervor.
Y me quedo pensando, de las cosas extrañas
de seres invisibles , con gran poder ingente,
se funde mi cerebro, con tantas telarañas
de los dioses lejanos de su pueblo creyente.
Ya siendo adolescente me llene de otros cuentos,
y pregunto si acaso Supermán existió,
si cruzó los espacios, si tenía portentos
de luchar con la fuerza, que decían luchó.
Y llegué a convencerme de que somos objetos
de mentiras escritas con la sola intención
de explotar las creencias de inocentes sujetos,
que rezando, se creen, obtendrán salvación.
Los destinos del hombre los construyen sus obras,
y podemos lograrlo con amor, con bondad,
sin iglesias, sin dioses, sin vivir en zozobras
que pierdes las delicias, de falsa eternidad!
Autor: Aníbal Rodríguez.