Repocé mis rodillas sobre la cama, mientras mi corazón lloraba por todo el daño que me había causado.
Es inexplicable, no existen palabras para expresar la manera en que tú me abrazaste,
levanté mi cabeza y vi como acercaste tus cálidos brazos y me envolviste en tu amor,
tanto así que no pude contener el llanto, pues fue como volver a nacer y te sentí,
te sentí tan cerca y te abracé tan fuerte, que cuando abrí mis ojos, toda mi piel se había erizado
y una sonrisa de inmediato, se mostró grande y tierna en mi rostro.
Entonces recordé a mi madre, y a la distancia la sentí también, porque son ellas quienes
al igual que tu, nos dieron vida y hasta darían la suya por nosotros.
Me arrepentí tanto de las veces que la hice llorar y no comprendí sus regaños,
pero ahora, ahora que tu me tocaste, porque aunque no te pude ver, si te imaginé,
tan perfecto como ver sonreír a un niño, y me empapé de ti, de tu inocencia y tu amor.
Solo quisiera que todos sintieran lo que yo sentí hoy, y aunque me has dada tantos señales,
yo no las he querido ver por el simple hecho de temer lo que ahora siento.
!GRACIAS, gracias papá!
Gracias por abrazarme y hacerme saber que todo va a estar bien... TE AMA TU HIJA.