Vicente Martín Martín

Es duro estar de pie toda la vida

Es duro estar de pie toda la vida,
las manos sobre el sexo, poseídos
de esa complejidad que únicamente nos conduce al absurdo,
día a día fingiendo ser humanos
y hartos de ser estatua,
es duro estar de pie y que no haya nada en que afirmarte los hombros,
nadie en quien apoyarte,
nadie
con quien tener un hijo o que en invierno
te remita una carta.
Y es terrible tenerte que poner cada mañana los ojos
para verte más viejo,
para ver cómo pasan delante de tu puerta fantasmas y oraciones
invitándote a vísperas,
y tú quieto, de pié, sin decidirte
en que trozo del cuerpo clavarte una medalla
o en qué esquina del mundo caerte muerto.
Si al menos te dejaran mover para apartarte las moscas
y ser un rato tú,
si te dejaran
coger algún tranvía con un destino incierto aunque tuvieras
que aguantar otros dioses,
sufrir las mismas dudas, o si acaso
te cambiaran los nombres de las calles y te dieran
modernos analgésicos…,
más no,
confórmate pensando que no hay fórmulas mágicas
que reduzcan a nada el infinito,
resígnate y recuerda por ejemplo
que puedes presumir de que a ti nadie te ha roto las costillas,
de que aún llevas camisa y hay quien sigue
desvistiéndose a oscuras.