Guillermo Contento

Hace veinte años

El dolor del silencio se escucha en el pecho.

Y el vacío  dejado no es posible ocupar.

Lentamente iniciaste un camino en tu lecho.

Y una noche en el sueño encontraste lugar.

Tus ojos no abriste, ni miraste los rostros

que en parte reflejan tus rasgos y modos.

Dejaste de lado tu dolor y el de otros,

se enfrió tu cuerpo y se enfrió el de todos.

Hace veinte años se abrieron los cielos

y el mismo Señor te recibió en su seno

para que gozaras descanso y consuelos

como se merece el que ha sido tan bueno.

Hace veinte años cerraste tus ojos,

me diste aquel beso de adiós permanente,

te entregaste entera sin miedo ni antojos,

y  quedó en mi pecho el dolor  ardiente.