argantonio

Como una ola

Es cierto que una voz

 puede enamorar.

Es cierto que tus ojos

eran profundos y anchos

como los de la sirena

que vive entre la tierra

y el mar.

Tu voz fue brisa acogedora

y a veces cálido huracán

pasional, tu voz de niña

mujer, tu adolescencia prometedora

tu sonrisa enfrentada a toda

dureza, último testigo de belleza,

destruida por la enfermedad

traidora, fuiste hasta el último

momento serena, valiente como

mujer amante de la vida ante la

muerte, fuiste gran señora.

Me haré feliz devoto de la ciencia

que permitirá que tu recuerdo no

muera, que seas Rocio ahora y siempre,

ejemplo de ternura y firmeza ante la vida

y ante la muerte, compañera.