Rosita de Mendoza

El hilo rojo del destino

 

Si tuviera las alas para volar el cielo y alcanzarte

Seguiría, sin pensarlo, el hilo rojo del destino

Cruzaría todos los océanos los valles y los ríos

Pero sólo tengo pies y me pesan como piedras

Apenas puedo dar pasos pequeños y arrastrados

Cargo en mi espalda la historia de todos mis ancestros

Tengo tan pocas libertades que apenas me muevo

Solo cuando duermo te encuentro en mis sueños

Y vuelo como un pájaro y nado como un pez

Soy liviana y veloz y en un suspiro estoy allí

Entre las olas del mar y las terrazas del cielo

Con el corazón apretado galopante y febril

Y cuando te alcanzo y te beso: despierto

con el hilo rojo del destino enredado en el cuello