Donde, dime tú, donde buscarte cuando lejana te encuentras,
En ese lugar donde solo escucho el silencio de mis latidos,
Donde tus gemidos, son provocados por otro,
No sé más de ti, extraviado en abismos fríos y distantes,
El corazón se rompe en mil fragmentos,
Donde buscarte, si encontrarte no es permitido,
Quién visita tu cuerpo, quién acaricia tus besos,
Quién está ahí, Quién es la sombra a tu lado,
A donde te llevan sus pasos,
En qué cama, en qué motel te encuentras,
Perdonar,… perdonar no es olvidar,
Mis sentidos se precipitan, el aliento enturbiado,
“Ho Ceguera mía”, maldita seas,
Y tú, ¿donde estas?,
Y sin embargo, en un lapsus de lucidez tomo el celular,
Pero en vano, lo has colocado bajo la ropa desprendida de tu cuerpo,
De nuevo has ido tras él, una vez más me traicionas,
Engañas mi pensamiento y mis sentidos,
Vuelves a sus brazos, acaso me odias tanto,
Que buscas allá, que este ser no pueda ofrecer a tu piel,
Que no pueda brindar a tu corazón y boca,
El alma doblegada, Ho Dios no por favor no de nuevo,
Mi alma destrozada y mi corazón en pedazos.
El pensamiento clama justicia, venganza,
Pero el corazón me traiciona, te amo.
Perdonar, no es olvidar, no se puede olvidar,
Es doloroso, no sé que tanto que duele más la partida o el engaño,
No lo sé, opte por el perdón pero me desintegró,
Al perderte en el firmamento, mimetizándote en el horizonte,
Evocó al cielo, Pues de esto nada sabes tú,
Este dolor lo llevo solo, a mis costillas y en mi pecho.