Elena Goicoechea

Cómo duelen

 

Duelen las palabras mudas, intoxican la expresión;

el silencio es un mal huésped del alma en reconstrucción.

 

Duelen gritos soterrados hasta el fondo del pulmón,

y el sonido, cuando escapa, se transforma en estertor.

 

Duelen los sollozos secos que anegan el corazón,

una lágrima atrapada forma ríos de dolor.

 

Duelen los ojos cerrados que no quieren ver el sol;

de tanto evitar mirarte, se hacen ciegos al amor.

 

Duelen los pasos no dados, atrofian la voluntad;

encadenada mi mente sólo sabe divagar.

 

 Duelen mis brazos vacíos al no poderte abrazar,

permanecen indolentes sin cuerpo adonde atracar.

 

Duelen los besos soñados que no se vuelven verdad.

Cuando dormida te pienso, prefiero ya no soñar.