José Moscoso Vega

Jugando a las canicas.

 

No cabía de alegría,
una bolsa de canicas,
de rayas y colores,
su padre le traía.

Te enseñaré a jugar,
su papá le dijo,
brillaban como luceros,
los ojos de aquel hijo.

jugaremos a la pared,
lanzo yo, tu después,
tu canica a una cuarta,
tú me ganas de una vez.

La mitad cada uno,
y se ponen a jugar,
la diversión era la meta,
no importaba el ganar.

En las manos diferencias,
en el juego un factor,
pequeñas las del niño,
las del padre superior.

Se divierten mucha rato,
dos que se están amando,
uno en plena niñez,
y el otro recordando.

Gana el padre a su hijo,
otro juego a empezar,
se apresura a repartir,
rompe el niño a llorar.

¿Porque lloras hijo mío?,
y dice el niño entre sollozos,
¡es que perdí mis canicas!,
por eso acabó mi gozo.

Se quebranta el corazón,
del padre que sin pensar,
hizo llorar a su hijo,
por no saberse explicar.

Con lagrimas cayendo,
le acaricia la cabeza,
¡son tuyas las canicas!,
lo abraza y lo besa.

Secan las lagrimas ambos,
ríe el niño, ríe el padre
alguien grita; ¡a cenar!,
de aquel niño es su madre.

J.Moscoso.
Derechos de autor reservados.
José Antonio Moscoso Vega.
Costa Rica, Puntarenas, Corredores.
29 de noviembre 2017