No existen más colores.
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Llévame a donde el sol se vuelve
azul y el aura de la luna
circunda su remanso …
Ofréceme el beso de tu paz
y el tacto de tus manos.
Susúrrame las notas de aquella
melodía, el verso que olvidé.
Hazme un lugar en tu pecho:
en él, construiré mi refugio
y sembraré los lirios que
te guardo.
Las nubes que ahora veo,
son naos que navegan por el cielo:
bajeles blancos… bergantines
que transportan mis anhelos…
¿No ves como relucen sobre
el ara de tu frente…?
Sus velas son mis ilusiones,
mi amor, el viento que las sopla,
su proa, la firmeza de mi credo.
sus jarcias los anhelos que
pretendo.
Mis sueños trazan su camino,
mis esperanzas el rumbo hacia
tu puerto.
No existen más colores que los
que brillan en tus ojos,
ni mayor gozo que sumirme en la
caricia de tus versos…
¡Mi arcoíris empieza en tu mirada!
Ahora, descorreré el cerrojo de mi
alma para ofrecerte todo lo que tengo:
¡el tesoro más bello que poseo!
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Autor: Francisco López Delgado.
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