Que lindo todo, hasta la mugre que teniamos que nos hacía olvidar de esas agonias al menos algunos días. Que asco el dolor y la melancolía que fugazmente nos arruinaron el día. 
Que lindura la juventud, tanta virtud que solía terminar en encierros o mambeos que nos hacían sentir que vivíamos en el infierno. 
Que taladrante el sistema nos limitaba tanto, vivíamos una condena. 
Tantos qué, tantos porqués y yo acá pensando en un mundo al revés.