kavanarudén

Días de otoño

 

Día gris.
El sol se niega a ofrecer sus rayos reconfortantes.
El frío se cuela por las rendijas de la ventana mientras se escucha el ulular del viento.
Sentado contemplo por la ventana la jornada que transcurre.
Hice una pausa en mi lectura y dejé mi mente en blanco.
Una dulce melodía fluctuaba en el ambiente.
Jornadas típicas de otoño que invitan a la reflexión. Que dan paso a los recuerdos dejando un halo de nostalgia.    

Una copa de tinto entibia mis entrañas estimulando mi imaginación.
Respiro profundo y dejo que la música me posea.
Considérome un eterno solitario. Un alma errante que vaga en medio de sueños, anhelos y fantasías. Valoro una caricia. Me considero uno de esos seres extraños que dan valor a los pequeños detalles, pues los considera la sal que da sabor a la vida.
De pocas palabras. Me gusta comunicarme a través de gestos, miradas, afectos.
Volcán impetuoso de carácter regio, mas frágil, vulnerable en extremo.
El tiempo me enseñó a regalar mi silencio a quien no me pide palabras y mi ausencia a quien no valora mi presencia.
Escucho truenos a lo lejos, se avecina una tormenta. Mi entorno se oscurece cada vez más, dejando un ambiente mágico. Lo que ha de ser ser será, lo que ha de venir vendrá, lo que ha de suceder sucederá.
Abrazo el libro mi fiel compañero y me abandono al momento.