Nancy Hernandez

No me dejes sin corazón

Amanece mi alma contemplando el lejano horizonte,
mis ojos paralizados entre niebla,
en quieto esfuerzo, agitados,
anhelan tu sonrisa.


Mis manos,  
ya cansadas de buscarte,
ofrecen al viento una suave caricia,                         desplazándose hacia abajo caen rendidas.


Vuelvo en sí,
desplegando un silencioso grito
desde el fondo de mi alma,
que dice, que con todas sus fuerzas,
te ama.


Que me duele la vida,
que no dejes apagar esta llama,
que me arrancas el corazón,
que sin ti soy nada.


Amanece y mi alma sigue triste,
enmudecida, con sus ojos llenos de lágrimas,                               y eres tú el pensamiento bonito que le acompaña.