Pensar la vida desde afuera,
como vivirla un poco menos,
así es el tiempo que tenemos.
Ese es el día que me espera.
Un tiempo sólo de recuerdos
de proyectos que no quise
y otras promesas que me hice.
De momentos y de olvidos.
Cuando caiga al fin la tarde
tendré en mis manos la evidencia
de que a mi fuego, que aún arde,
le aguarda el ocaso permanente.
Será mi dicha la sapiencia
de que serás feliz, eternamente.