Edmundo Onofre

EXTENUANTE DESPERTAR

EXTENUANTE DESPERTAR


Percibo suave mi mente,
aparece lenta mi conciencia,
mi conciencia aún adormecida
comienza a activar mi cansado cuerpo:
entreabro mis pesados párpados.
Tras mis pestañas diviso apenas
claridad tenue que se trasluce
por el cortinaje
y al mismo tiempo, el reloj
que pende casi al frente:
tempranísimas horas, entiende mi mente;
hora en que comienza el razonamiento...
madrugada, temprano, cansancio, flojedad;
quehaceres, rutina... vida se anuncia:
un nuevo día llega lentamente.


Aún mi cuerpo dormita;
pero desde algún lugar viene
el discernimiento:
me preocupo, despierto.
De verdad me despierto,
a pesar que mi cuerpo reposa
sobre la hospitalidad de su lecho.
Se alza la mitad del cuerpo,
mi conciencia lucha por levantarle.
Lo consigue.


Pasos desorientados lo llevan
al chorro de agua,
a la lluvia artificial del sanitario:
Despierta.

El agua fresca, pura, le recobra la vida,
lo activa plenamente y al mismo tiempo,
a mi conciencia.


Lucidez y energía llegan sincronizadamente.
Los planes del día aparecen salpicándolo todo:
a la razón, a lo somático.
Yo, me apresuro,
me enfrento a una nueva jornada,
a transitar otra vez por la vida.