Héctor Martínez Sanz

Leyenda de la Cueva del Mondalindo (Bustarviejo)

Junto a la Fuente Fría, donde nace el río,
Una muchacha remojaba en la ribera
Su pálida cara y su larga melena,
Cantando entre sus labios un dulce estribillo:

Mondalindo, lindo, lindo,
quien te vea te desea;
quién cogiera la moneda
que debajo de ti queda.

Era la noche del Santo, noche de grillos,
Noche oscura para oscuras artes siniestras,
Como al cantar la niña con su voz angélica,
Mesando sus largos cabellos amarillos:

Mondalindo, lindo, lindo,
quien te vea te desea;
quién cogiera la moneda
que debajo de ti queda.

El oro que guarda en la montaña escondido
Queda sin vigía, al alcance de cualquiera
Embrujado por el son y la voz y la letra
Prestando en la noche, a la niña, su oído:

Mondalindo, lindo, lindo,
quien te vea te desea;
quién cogiera la moneda
que debajo de ti queda.

Es la hija de un mercader bajo un maleficio,
Que negó limosna a una bruja de la aldea:
No casarás a tu hija que caerá enferma
Y se perderán tus bienes, es tu destino;
A la niña no le pudo encontrar marido,
A pesar de ser joven y del todo bella,
Y se debilitó, y fue perdiendo fuerzas,
A punto de morir, su vida fue suspiro;
El hosco mercader resuelto y decidido,
Vendió sus propiedades y reunió su hacienda,
Subió a la montaña, atravesó sus cavernas,
Y allí dejó dineros e hija el muy maldito;
Al poco él murió sin recibir previo aviso,
Y la niña quedó encerrada en esa celda
Tras la falda pedregosa rota de pena,
Llorándose triste y sola de siglo en siglo;
Solo una noche se deshace del presidio,
Noche en la que el sol asciende de las hogueras,
El último arrebato tras la primavera
Para aquel fuego ardoroso de un breve estío;
Y en esa única noche que llaman solsticio
La niña sale y baja al río y canturrea,
Atrayendo a los incautos hacia la cueva,
En los que se venga de su injusto castigo:

Mondalindo, lindo, lindo,
quien te vea te desea;
quién cogiera la moneda
que debajo de ti queda.

Por su avaricia, los hombres, con gran sigilo,
Se creen que engañan a la niña y se adentran
A la busca del tesoro de la leyenda...
De pronto... ¡la niña!... ¡zas!... los tira al abismo.

Mondalindo, lindo, lindo,
quien te vea te desea;
quién cogiera la moneda
que debajo de ti queda.

 

[Agradecimiento del video a Julio de Mateo García]