ivan semilla

El amor del militante

Viene de pelear con su carnosa espada
un duelo de palabras.
Y ahí está, sin la herida de un verbo punteagudo
ni el perdigón de un adjetivo incrustado en su pecho.



Viene ganancioso
bien derecho
con la vista en la bandera de su orgullo
a buscar los ojos de ella
y dormir con sus: "te quiero".



Viene de una guerra militante
donde nunca el vacilante
tiene un premio.



Viene de pelear por el obrero,
su Jesus, su jornalero;
el de yagas tan sangrantes,
el de hijos desnutridos.



Viene de aguantarse los ladridos
que el poder, tan desquiciado, le propina amedrentando.
Y él, que quiere para el pueblo y por el pueblo,
no vacila,
mientras tenga su sonrisa de sustento
esperando entre sus labios.