Ma. Beatriz Vicentelo Cayo

ESQUELETOS DE RIO... Romance

ESQUELETOS DE RIO

 

De los pies hasta la testa

mido con brazos abiertos

una esfera imaginaria

donde habita mi silencio

 

Y converso con mutismos

mi timbre de voz es eco

llega por sendas praderas

hasta el puente de un riachuelo

Hoy no hay corriente que avance

está como estoy yo, seco

mostrando piedras de fondo

son huesos de su esqueleto

 

Corre ligera y poca agua

cual lágrima de un espejo

reverberando los bríos

de un cariño y sus cortejos

 

¡Estamos igual amigo!

Yo aún, estoy que recuerdo

cómo sonrisas corrían

como agua de viejos tiempos

Brisa cálida llegaba

cual páginas de un cuaderno

y entre ellas siempre he guardado

dos claveles de mi huerto:

Uno, por su cumpleaños

otro, en fecha de su entierro

 

Dime tú ¿a qué recordar?

¡Son cosas que ya se fueron!

 Lo que por siempre se va

pues ya no tiene regreso

Solo queda como tu agua

 lágrima del sentimiento

que riega mustia ribera

como riega pensamientos

 

Mira... ¡Cómo lo amaría!

¡Que se me rasgó el pellejo!

Cuando entró a la loza fría

¡Yo moría con el muerto!

Y estando en sumo afligida

yo sentí por un momento

que carnes se me caían

¡Por no tener más alientos!

Y antes de desvanecerme

y caer al hondo hueco

¡En mi instinto de locura!

Cerré tan fuerte mis dedos

que no medí que mis uñas

¡Eran cual garfios de hierro !

¡Cerré tan fuerte mis puños!

Que llegaron a mis huesos

 

Ve… ¡Mira mis cicatrices!

Que yo no te estoy mintiendo

Y me devuelven al sepulcro

¡Con un romance en espejo!

Que me brinda día a dia

¡La figura del recuerdo!

Dime tú, ¿cómo olvidar?

si todo el dia, me estoy viendo

¡Soy tanto como eres tú!

¡Somos un riachuelo muerto!

Con una lágrima en punta

¡Incrustada en nuestro pecho!

Y con las piedras que punzan

¡Mostrándonos esqueletos!

 

Solo diferencia estriba

que a ti, te vuelven al lecho

bondades de primavera

con sus lluvias cual helechos

A mí,  a mí solo me espera

los cuarteles de mi invierno

con la pena que lastima

¡Al alma de los infiernos!

¡Riéndose de mí, la vida!

Con escarnio de refuerzo

sacudiendo mis entrañas

¡Con puñaladas de acero!

¡Ay porque si, que lo amaba!

Con mi alma y todo su empeño

¡Ay que hasta el aire me falta!

Cada vez, que te converso

de estas podridas heridas

de mi fatal sufrimiento

 

Mira, mira buen amigo

mañana juro, te cuento

 juntamos lágrimas, y

¡Carambas, se hace un rio nuevo!

 

 

Beatriz Vicentelo 16.11.17

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