Si pudiese volver atrás.
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Ya tiene Francisco setenta años y
algunos meses más…
la memoria, como la sombra de la
acacia, la piel, como las hojas en
otoño, el semblante, como el halo
de la luna, el alma acobardada,
el pelo de las sienes cano…
y la impronta de la
vida, dibujada en los surcos de
su frente y en las líneas sinuosas
de sus manos….
A veces -cuando se encuentra muy sólo-,
suele escuchar canciones de
cantantes italianos o franceses:
de Jacques Brel, de Mina o de Bocelli…
y otras -cuando la tristeza le inunda-,
blandir recuerdos bajo la luz de las
estrellas
y gimotear mirando
las fotografías y sus retratos…
que se muestran como fantasmas, sobre
las paredes y la mesa blancas de
su despacho.
Cuando los días son muy claros y
cantan los jilgueros, escribe poemas
de amor y frases inventadas, y, sin
saber por qué, esboza una sonrisa
mientras los lee complacido y se
tomo un gin-tonic o un güisqui escocés
de malta.
Se duerme rezando un Padre Nuestro y
se levanta con el cantar del gallo…
¡Si pudiese volver atrás, su padre
lo abrazaría como cuando era
niño, y su madre, lo arroparía y
le secaría con su delantal
el llanto!
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Autor: Francisco López Delgado.
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