JoCaM

Abrazos al corazón

Quizá los días eran diferentes, no volví a sentir aquel aroma, ni a experimentar lo mismo, cada hora era diferente porque al estar entre sus brazos me sentí seguro, abrazaba no solo mi cuerpo, también, mi corazón.

Era una tarde extraña, como nunca antes había vivido, era especial porque mis ojos por primera vez le vieron, mi corazón aceleró cual tropel de caballos salvajes, mis nervios se erizaron tal espina de una rosa, mis ojos se deleitaron en la dulzura de su belleza; nunca me sentí más ansioso de escuchar una palabra, mas, al verle sentía que nada importaba, todo el mundo avanzaba mientras yo me congelaba en aquel instante donde el silencio fue roto por su primera palabra.

Una tarde en una tierra extraña, donde todo puede suceder, pero nada es tan pequeño para pasar desapercibido, estábamos juntos, esperando al sol esconderse y besar las altas cumbres de las montañas, aquella banca fue el único testigo de nuestro primer encuentro, no importaba nadie más, sus ojos y su sonrisa eran más de lo que deseaba ver, me congelé en aquel momento, deseé rosar sus suaves labios y sentir el aroma de su piel, era una tarde cálida en una tierra extraña.

Hoy le extraño, no con el cuerpo ni la piel, le extraña mi corazón, sus brazos llegaron hasta lo más profundo de mi ser, le dio un motivo a mi alma de amar y buscar todo a su lado. Aquella tarde cálida se convirtió en un futuro incierto el cual deseo afrontar a su lado, caminar por el largo sendero de la incertidumbre y vencer los miedos que quieran derrotarme, porque sé que estará allí y sé que a su lado puedo ver un futuro hermoso. Seguro estoy que le deseo y anhelo sus abrazos, mis labios están secos por ser sumergidos en el oasis de sus besos y mis pensamientos están ahí de día y de noche, cada minuto, cada segundo en su aroma y el suave roce de su piel en la mía.

 

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