Angy no poetisa.

¡Ven a mí Tigre!

Dejamé sentir tu calor  dentro de mí,

tocar tu alma y despertar la fiera que hay en tí,

para encender el fuego azul de la lujuría 

que duerme en nuestra columna.

 

No me acaricies cual flor puedes deshojar,

no me beses como si fuese a explotar,

tómame con fuerza, cual bestia ante su presa, 

muerde mi esencia, arranca de mi piel la inocencia.

 

Que en China la tierra tiemble por mis gemidos,

que en África los leones escuchen tus rugidos,

hagamos que el mundo se detenga ante gran expresión

de fuerza y morbo, deseo, locura y pasión.

 

¡Ven a mi Tigre! despertemos juntos,

una reacción química en mi al verte así, 

eriza y humedece mi piel, un néctar se crea en mí.

¡Ven tigre! toma de mi este manjar, 

 que solo tus labios y tu lengua pueden saborear.

 

Como los bonobos disfrutemos del sexo sin limites,

que nuestra música sea siempre con zumbidos, 

que nuestro himno sea en honor a la felación,

y nuestro coro este lleno de lamidas a mi flor.

 

Que tu lengua sea la abogado,

tu pene el acusado,

mi vagina la  juez,

tus manos los jurados,

hagamos un juicio

donde el sexo sea el castigo.