Morales D.

Sólo intuyo que eres cielo

Y si te llegase a querer, yo no voy a ser quien te lo cuente. Me gusta en cierta forma que no lo sepa nadie, incluyéndome a mí. No se trata de esperar largos lapsos o de obsequiar ramos de flores y mentiras, tampoco se trata de lo que sepamos o lo que conozcamos; pensándolo bien, no se trata de nada y de nadie tampoco.  

No mi cielo, el cielo no es tan cerca y las mentiras de hoy no necesariamente sean verdades mañana, tu inocencia no puede seguir siendo un factor tan decisivo. Cuando te quitas la ropa y yo también, el mundo real se desvanece y empiezan a prosperar las falacias, los sedimentos que va dejando lo que es real los uso para convencerte de que soy sincero, cuando no sé realmente lo que soy. Tú eres una coartada para yo ser un cruel inevitable, pero, sí de algo te sirve, he conocido todo tipo de coartadas insípidas y delincuentes de aliento, pero entre todas estas tú con una ventaja innata, con una belleza abrumadora. Y, claro que tu inocencia juega un rol importante, pero el efecto que propones no puede ser originado por la causa de la que soy dueño.Y cuando digo causa, digo lo que hago, que intenta siempre provocar una sola cosa: que me quieras como a un vaso medio lleno.  

El tiempo es un mal propietario, el dinero es un buen impostor, la mentira es la verdad más económica, por eso todos la solemos comprar. Cuando digo todas digo tú. Pero qué lema el mío, predicando altas y bajas, averages funestos en mi lista de antiguos amores. Cuando digo condición también digo no importa, porque aunque me la pase malgastando condiciones, prefiero coincidir que condicionar cuando es contigo.  

Si, soy soberbio y mal educado, un canalla de primera. Perdona la inmodestia, mi cielo, quizás si seas cielo y no sea una manera de que suene dulce, quizás seas cielo y universo pero yo no lo sé, me conformo con intuirlo y decirte cielo por las dudas. Al fin y al cabo no me pagan por descifrarte, tampoco por mirarte, y sin embargo. Quizás excéntrico, todo es mentira y vanidad: apenas trato de escribirte sinceridades y ya estoy hablando de dinero. Mis disculpas, corazón, quizás todo sea mentira y vanidad, y, si de algo sirve, he visto mentiras andantes y alto-parlantes, centinelas de mentiras acrobáticas con piernas diestras, he visto liberales y todo tipo de \"animales sociales\", repetidos; pero cuando se trata de ti, mi cielo, no hay repeticiones, no se trata de algo constante o cíclico, la redundancia no es uno de tus dones, por eso eres mi mentira predilecta, porque no predicas lo mismo dia tras día, sino que vas inventándote una y otra vez hasta que un canalla sin gloria como yo sé de cuenta de que te quiere pero que no te lo quiere decir.  

Absolutos valores, indocumentados, románticos diestros de la palabra, accidentes, accidentados. No sé bien qué es lo que digo, mi cielo, ya yo dudo de que sepa quién soy, pero no quién eres. Eres cielo, probablemente, intuyo que quizás no seas arena en un viento transitorio, sino que seas acción y no palabra. Primero pienso, luego soy, segundo quiero, luego somos, tercero accionamos el revolver del polvo y el espacio trascendente y cuarto volvemos a ser pero en pares armoniosos, parsimoniosos, como si la paciencia no se consumiera en un instante. Cuando digo sin ti, digo imposible. Quizás sea mentira, pero es que miento como un dictador, luego quiero y no quiero querer que me quieras queriéndote más tarde: eso es mentira. Pero me gusta lo que no es tangible porque la vida no lo es, lo que genera un contraste inefable con la única mentira favorita que puedo tocar y ver y besar; eres cielo, eres tú.  

Cuando digo cualquiera, digo Beatriz, Armenia, Verónica. Cuando me digo, siento que te digo a ti también. Aunque no sepa la verdad, la intuyo, porque aunque no llegases a ser cielo de todos, mi cielo es suficientemente grande: Suaves conclusiones de la vida cotidiana.