Wellington Rigortmortiz

* El Perdón II

 

Mi satiriasis y tu ninfomanía

hermosos sentimientos,

cegadores astutos

que sedujeron al amor,

transformando

el pecado

de las creencias y tabúes

en sublime sensualidad

de almas esquizofrénicamente

enamoradas;

tantos mandatos,

tantos formalismos,

tantos correctivos,

tantos discursos

estériles, prostáticos,

lenguaje intestinal

como tantos comentarios

de terceros,

y tantos escritos

asquerosamente reflexivos

por entes llenos

de experiencias dolorosas

llenan de remordimientos

el espíritu

y confundido el cerebro

envenena al alma

con miles de conjeturas

quizás acertadas,

quizás absurdas;

el verdadero dueño,

creador del amor,

nos asignó en esta vida

la misión, el propósito

de tentar y salvar a la ves

nuestras almas

más la del prójimo,

después de los hechos

ridículo resulta

todo torpe arrepentimiento;

más que un pecado

el amar descontroladamente

es la travesura

exquisita de la vida,

ruego perdón a los instantes

profundos de amor

por mal interpretarlos hoy

que la voz de la conciencia

trata de lavar sus manos

cuando disfruto

del sano veredicto permisivo

de pertenecernos

en cuerpo y alma los dos,

perdón! a la inocencia de ambos

en nombre de las torpes

manías que tiene

la hipócrita sociedad

de juzgar lo incorrecto

que tacha de inmoral,

de pecaminoso, de prohibido,

perdón! estúpido sistema,

perdón! estúpida sociedad

perdón! ignorante

condición humana

perdón! superficial

estereotipo de vida,

mi alma libre de culpas esta!

pues vine a salvar, a vivir, a servir

a aprender

mas no a ser salvado, ni a morir,

peor aún a ser servido,

a ser un vil ignorante y mediocre !!!...