carminha nieves

LA GAVIOTA

 

                                  LA GAVIOTA

 

 

 Envuelta en la niebla densa, una gaviota perdida llamaba con su hablar. Oía las olas muriendo en la playa, tampoco las veía.

Quizá sea yo la gaviota, llamando para que alguien que le indique el camino para salir de la niebla e pueda de nuevo ver el azul de cielo e encontrar mi camino e descansar mi

cuerpo dolido de tanto esperar.

Gaviota perdida sin nido, sin destino, monte de huesos clamando por un pecho donde  pueda reposar.  

En una tarde de otoño, alguien me cogió, en su pecho caliente e me calentó.

Yo era, la gaviota, hoy soy persona, gracias a un pecho que me calentó.

E lo que veo no me gusta. Mejor quedar en la niebla e ser gaviota sin rumo.

El cielo es azul, el mar verde oscuro, azul claro, profundo, transparente, calmo, gigante feroz, es un todo insondable como la vida. Por mi quiero ser la gaviota que vuela e

besa  el cielo azul, que, casi rozando las olas, mira e no se moja.

E en mi nido, observo la gente que pasa, recostada en un pecho amigo, que me cogió en la niebla de una tarde de otoño e me calentó.

Amar con dulzura es vivir. Amar sin angustia también.

Este amor que tengo, este sentir, es algo que me da provenir sin límite.

¡Amo tantas cosas más! Amores distintos, pero amor. Casi despierto abrazando la naturaleza, la belleza que muchos no ven.

Frágil, suave, es mi pensar. Porque soy una mezcla de fuerza de voluntad, pero siempre, pensando en los demás.

 

Oporto, 17 de agosto de 2017

 

Carminha Nieves