Alberto Escobar

Sin paciencia

 

 

Hablamos de un tiempo en que un
descubrimiento tan importante
fue decisivo en el curso de los 
acontecimientos.

No fuimos capaces de expresar a 
cabalidad lo que significó 
el regreso a lo conocido.

Con el rosto teñido de grana 
nos dispusimos a abandonar
todo aquello que nos retrotraía
al pasado.

Nuestra vigencia caducó como 
lo hacen las plantas que 
conservan el insepulto 
recuerdo de lo inalcanzable.

Si fuéramos en mayor número
podríamos entender 
el mecanismo del reloj que
abraza el péndulo
oscilante del Universo.

Conservemos la paciencia.

Nada que no fuera
decisivo se logró en menos 
de lo que dura una batalla.

Nuestra causa es heredera 
del tiempo y de los intentos
pretéritos que fracasaron por 
la premura de los actores.

La falta de paciencia tira por 
tierra todo aquello que se 
ha aquilatado con el destilar 
de los años.