A. Martinez

Siempre.

En la asombrada
decisión de tu cintura
se renueva la fuerza
de mis manos.

Cuántos abrazos desatados
nos quedan por atar,
cuánta palabras por liberar,
cuánta luz por descifrar.

Nos refugiamos fijos
y llenos de memorias,
en la noche que deshoja
nuestros nombres.