Carlos Hector Alvarez

Para Arial, mi Ángel de la guarda

Para Arial,  mi Ángel de la guarda.

“Ángel de la guarda

Dulce compañía

No me desampares

De noche ni de día”

Mi vieja me hacía rezar

Cada noche de mi vida

Y el ángel supo estar

Cuando más lo requería

Cuando niño en mi frente

Se incrusto por accidente

Un tornillo de acería

A mi lado presuroso acudiría

En forma de vecinos

Para a tiempo auxiliarme.

De adolescente caminaba

Por la ruta equivocada

Pues a la bebida yo me daba

Me empujó para desviar

La daga destinada al corazón

Que mi brazo lastimara

Me di cuenta a sus instancias

Que debía aprovechar la ocasión

Para enderezar mi vida equivocada

Cuando joven en polleras me enredé

Puertas y ventanas se cerraron

No tenía salida para evadir

El tremendo lío que armé

Y  en quitarme la vida, pensé

Arrojándome a la vías del tren

Al instante en que éste pasaba

Una mano el hombro me tocó

Y al vuelo preguntó ¿Qué haces?

Me di cuenta de mi cobardía

Y los problemas afronté

¡Dios mío! Todo, ¡que duro fue!

Con mi historia enderezada

A  los cuarenta trabajaba y estudiaba

A rendir la tesis me encaminaba

Y me hizo volver, entré a mi morada

De entre todos mis libros

Uno me hizo elegir y lo llevé

En capilla al darme las preguntas

En el mismo  las respuestas encontré

Y con felicitaciones me gradué

Cuanto te debo mi Ángel de la guarda

Pero te pido no te vayas todavía

Aún me  falta tu mano extendida

Que me acompañe a rendir cuentas

Cuando arribe al final de mi vida.