Liberémonos de todo aquello que prometimos, de todas esas veces que intentamos hacer feliz a alguien o sanarlo, aun estando rotos nosotros; olvidémonos de ser héroes, de tener una misión o incluso de ser protagonistas en el mundo de un humano. Usemos el tiempo como el motor para despertar las ganas de amarnos, para aumentar los motivos de vida, para vivir la vida como nuestra mente la imagina; soltemos a aquellos que no quieren ir con nosotros, atravesemos otros reinos y conquistemos los pensamientos negativos obligándolos a ser fuertes y enseñándoles a vencer los miedos e inseguridades irreales que nos aporta la sociedad.
Volemos tan alto que tengamos que definírnos como el punto más elevado, cubramos el frío hasta que el viento nos acaricie la piel suavemente y nos ayude a recordar en medio de nuestra soledad cálida que, todos somos desiguales y siempre vamos a la misma dirección, con los destinos pintados y equivocados que marca el corazón y planea la razón.