Palabras confiscadas de mi aterido cerebro
se atoran desordenadas en el espeso destierro,
huérfanos gemidos se desprenden frenéticos,
despeinados, despojados de mis pensamientos.
Mi mente refina cada letra llameada de negrura,
pedazos de hormigas ciegas expulsadas del ocaso,
ramajes esqueléticos que ruedan por los peñascos.
Soy abeja moribunda conjugada de gerundios
busco el verbo amar, llorando, de rodillas,
sangrando, enlodada, soterrada de silencios,
empujando cada letra azotada de emociones.
Exprimo las entrañas de las cenizas de los fonemas.
Desde las sombras esquivas estrangulo la noche,
bajo su melancolía siembro mis metamórficos versos
y espada siniestra, virus egoístas, me niegan palabras.
Queman mi pecho, los huesos plagados de mohos
arrojados en las hojarascas abismales del silencio.
Letárgicas ausencias enraizadas sobre el barro…
mis desterradas palabras.
Nelly Herrera