Esteban Mario Couceyro

En el camino

Estoy tras el volante

dueño de todo

la máquina, el camino, el paisaje

todo soy yo.

 

Mis humores, aceleran

tanto como el camino

cada señal, es un recuerdo

que pasa sin más.

 

De que sirvieron tales cosas

cuanto he dejado en ellas.

 

Las señales, los árboles, todo

me deja atrás, sin percibirlo

solo el rugir del motor

y esa levedad en mis manos.

 

Recuerdo ese primer beso

casi inocente del deseo

sus ojos húmedos de llanto

y mi promesa vana.

 

Llega la curva

solo deseo seguir el camino

como si eso justificara la proximidad

de la vida.

 

Acelero, la máquina trepida obediente

voy dominando, como siempre lo hice

el sol, aparece enfrente

y sus labios, diciéndose enamorada.

 

¿Por qué le mentí?, de mi regreso

si jamás lo intenté

después la vida, fué por tantos caminos raros

su cuerpo de niña y mis brazos enamorados.

 

Mis ojos, se llenan de sol

acelero y la vida fluye

como los recuerdos olvidados

solo tras el volante quieto

un cielo de estrellas

en el parabrisas.