Walter Kuhry

Me pregunta el alma

¿Por qué tienes atados tantos besos,

y sólo en tus insomnios los desatas?

¿por qué un beso hasta el cielo te arrebata

llenándote de luz hasta los huesos?

 

¿Por qué los tienes tras las rejas presos?

El beso que no das es el que mata

la miel, que en tus palabras se desata.

No en besar. En hablar está el exceso.

 

¿Por qué me tienes encerrada y muerta?

¿No sabes que me tienes prisionera?

No los ojos, el beso es la puerta;

y detrás, siempre, un corazón espera.

Aquí me ves tan herida y tan desierta.

Muero por besar, aunque al besar me muera...

Zavalla, 29 de septiembre de 2005