Catelgood

Soñé y no sabía que soñaba...

Sin saber que soñaba… te abrazaba y besaba

Y era una hoguera ardiente aquél mar de sábanas

La tarde taciturna, esperaba detrás de la ventana

Y asaltaste mis sueños como un bello fantasma,

Enredada en mi cuerpo y ceñida al aire del alma.


Te vi erguida de luminosidad, como estrella lejana

Que incendiaban la fiebre de mi propia nostalgia.

Seduciendo mi soledad con caricias enamoradas

Haciendo que creyera otra vez en cuentos de hadas

Vistiendo mis noches con tu boca y tu pelo de plata.


Y así soñando, te amé tanto que quedaste exhausta,

¡Qué hermosa que lucías Dios mío!... ¡enamorada!

Pero al despertar se me llenó de vacío toda el alma,

Y el hechizo se deshizo... y me quedé sin tu mirada

Tiritando del alma adentro cuando el hechizo acaba


Con un amor sin final, como los Dioses lo mandan,

Como se aman los astros, las bestias y las plantas...

Naciendo y muriendo dos entre el mar de sábanas

Soñé con la caricia sublime de tu alma enajenada…

Y fue todo real, hasta que me di cuenta que soñaba.