Pablo de Lucerna

A Neruda

De pie y en silencio
Con la vista fija en tu lapida
Reacciono a las llamas del espíritu
Que solo el verso y la pluma pueden calmar

Aceptando lo injusto como un hecho
Esbozo palabras frente al horizonte
Y me dispongo a seguir tus huellas
Que el mar no pudo borrar

Dame tu sangre, tinta hará falta
Quiero tus penas, inspiración
Sed de tus lágrimas, sáciame
Dime que faltó, hazme soñar

Tus frases sembraron el árbol
Que nutre aún al pueblo
Y la miseria sigue intacta esperando
Mano fraterna que quiera ayudar

Con el corazón hecho trizas
Me inclino ante tu sepulto
Tu muerte solo abrió una puerta
Que el dictador no supo cerrar

Cuantas historias oh Pablo!
Las balas se han silenciado!
Con el alma llena de esperanza
Prometo, juro y grito al cielo
La poesía jamás va a callar.