Edmundo Onofre

EPISODIOS LEGIBLES XXVI - XXX

EPISODIOS LEGIBLES XXVI - XXX

XXVI

Algo dicen las rayadas paredes,
las escrituras en letrinas y en públicos baños,
y tantos textos publicados sobre cemento.
Hablan por sí solos,
predican a toda hora, en todos los lugares:
piden que les escuchen, que les lean.
Sus mensajes subliminales han penetrado
al que pasa, aún sin detenerse.
Algo le dicen...


XXVII
Bajé a sótanos sumergidos de antiguo,
leí atento páginas sagradas;
no satisfecho con ello, las releí más de una vez.
Me asombré de algunas,
otras apenas entibiaron mi cuerpo.
A las primeras las llevé conmigo,
las guardé en mi mente, en mis bolsillos.
Cuando estuve solo o me sentí perdido
acudí a ellas, me iluminaron;
fueron mi mejor compañía.
Hoy, amarillentas, con letras desteñidas
siguen siendo mi tesoro que llevo conmigo.


XXVIII
Miro, hablo,
leo, escribo...
Paso los días ocupado en esto...
mis censores no descansan descubriendo todo
a cada momento:
polvo, gente, insectos,
paisajes, calles, agua...
gestos, modas, mensajes,
actitudes, verdades...
Todo percibo, todo siento,
todo registro en mi mente.
Y de lo que he visto... converso,
converso conmigo
porque soy el único que me entiendo.
No descanso.
Después... leo,
leo todo lo que llega a mis ojos:
letreros, cartas, noticias,
libros, afiches...
Aprendo de todo lo que leo,
no puedo evitarlo.
Y sobre lo que he visto,
hablo y leo,
escribo...
grabo con tinta todo lo que percibo.


XXIX
No leo las mentes.
¿Que pensarán? ¿Que dirán?
¿Cómo saberlo?
Van tantas personas,
me cruzo a cada momento con ellas.
Sus gestos algo insinúan
pero no son lo suficiente para saberlo.
¿Pensarán como yo?
¿Serán sinceras?
¿Dirán la verdad...?
Cuando duerma eternamente
lo sabré. Vendré invisible
a leer los pensamientos
de tantas mentes.


XXX
Con mi cuaderno de apuntes
me eché a andar por cementerios,
fui a recolectar los mejores epitafios
y así escribir el mejor de los libros.
Hasta hoy he recolectado millares...
los leo, selecciono, clasifico, subrayo
y tantas otras cosas con ellos.
En este momento he comenzado a escribir
el mejor de los libros.
Ahí, en ellos,
está la intimidad de los hombres
y la mejor sabiduría:
anhelos, amores, penas, desconsuelo...
se sienten las almas:
de los vivos,
de los muertos.