Enrique del Nilo

SOLILOQUIO PREVIO AL FUSILAMIENTO

 

 

 

Y me fui quedando dormido

con el suave trinar de las estrellas

bajo el suave aroma de un silencio;

silencio que se pudrió en lamentos,

quejas que ni los santos comprendieron

 

Noche, ¡detente! ¡no pases!

quedate con nosotros

permíteme más tiempo ser cañón,

porque al amaneceré el día seré metralla

y estallaré en los vientos

y salpicaré a todos

a unos con colores de flor

a otros con machas de rencor

y otros con heridas de dolor

 

¡Callen piedras del campo!

ya no griten dolores de parto,

dejen que la lluvia de la historia

lave sus heridas de espanto

 

¡¡¡MUERTE!!!

ven cuando quieras a buscarme

pero mientras llegue la hora

acurrúcate un tantito

que el frío que esta calando

no lo aguanta ni el espanto

 

¡¡¡FRIO!!!

no seas cobarde,

deja los que no tienen

ni un diario con que cobijarse…

¿Por qué no asciendes

a los penhouse

donde abundan cobertores?

¡Ah, eres como yo,

Nos quedamos con los desvalidos!

 

¡RELOJ!

¡acelera el paso!

no te quedes en la marcha

¡mueve al compás las agujas!

que el tiempo sigue avanzando

y ya esos cuatro escopetas

mi pecho están esperando