Gustavo A. Malagón

Tiempo, desventurado y muerto

Muertos yacen los recuerdos en mi alma.

Pesan las ilusiones que hoy se encuentran ya idas, ya calladas, ya ignoradas.

Pesa el estruendoso silencio de aquel amante, de aquel que dio, de aquel que como el tiempo ya murió.

Vivencia el corazón pequeños latidos de esperanza y suplica, por un instante, al olvido que de él se ampare.

Pesa todo lo que puede pesar.

Pesan las livianas sonrisas.

Pesan los livianos \"te quiero\"... e incluso, pesa el aire que hoy ahoga como ahoga el tiempo. 

Pesan estas palabras que nacen dentro... pesa el tiempo, desventurado y muerto.