WalterFrancisco

Los niños me dicen Señor

 

Me calzo los botines
me anudo la corbata
concreto el zambullido
en saco y mangalarga.

“¡qué elegancia!”, me dice un compañero
“a la orden\", le digo de inmediato
aunque no estoy seguro de la frase
me parece, habría que completarla:
“a la orden, cuando quieras te lo presto”
\"a la orden, me lo pondré de nuevo.\"

De la casa al trabajo
empolvo mis zapatos
y unos niños me gritan
¡señor, adiós señor!
si yo estuve hace poco
-ahora que lo pienso-
tras esa misma verja
del colegio de Monjas
gritando a los señores:
¡la pelota señor!
¡páseme la pelota!

Vestirme de oficina
caminar al trabajo
resguardarme del polvo
completar el sentido de mis frases
son débiles señales de mi tiempo 
que hacen que me sienta un niño viejo
que grita al otro lado de la verja:
¡señor, adiós señor!
sin que nadie me responda:
¡gracias niño
adiós adiós!