Tengo un duende travieso,
coleccionista de lunares y de besos,
Un duende travieso que me ha robado el aliento, el pulso, el corazón y corrió a esconderlos en un cofre secreto sin llaves al final del Arco Iris.
Un duende juguetón que cuando me ve seria, comienza a trazar fronteras con sus dedos por mi geografía, proclamándose Primer Ministro de mi ombligo, Presidente mis muslos, Rey de mi espalda, de mis labios, de mis sentidos…
Haciéndome reír como loca y disipando las nubes de tristeza que ensombrecen mi espiritu.
Ese duende coqueto que me regala besos, flores, mariposas, orgasmos, la luna, el sol, las estrellas, el mundo y todo lo que yo quiera imaginar…
Me lo encontré un día cualquiera, sin saber de inmediato que me enamoraría de su sonrisa, de sus lágrimas, de sus silencios… Y nos miramos, reconociéndonos de otras vidas, nos apretamos nerviosamente las manos, redujimos a cero la distancia entre nuestros labios y nos fundimos un solo beso, en un solo cuerpo, en un solo suspiro….