Esteban Mario Couceyro

Partisano

En un momento

imploré su presencia

mi sangre

fluía con la fuerza

del mar bravío

el arma

en mis manos

buscaba un blanco

donde descargarse.

 

Caminaba

sin pensarlo

en la penumbra

del bosque

no importaba mi vida

mucho menos

la de ellos

solo el metal

su peso

y mis manos

podían adormecer

la pena

y esa rabia

……

que llevan la venganza.

 

Todos muertos

los amores

de cada uno

emboscados

sin defensa.

 

Ella agonizante

en el último beso

en ese abrazo

quedó

con mi alma

de mortaja

lo único que tenía

para darle.

 

Ahora solo queda

encontrarlos

y preguntar

a Dios

por qué soy yo

quién

camina

hacia la tragedia

en búsqueda

del perdón

de quienes me amaron

vengando

el destino

muriendo en el olvido.